jueves, 1 de octubre de 2009

Las bombas siguen cayendo sobre el pueblo paraguayo

Las bombas fueron apareciendo en diferentes lugares. La primera fue en el baño de damas Palacio de Justicia. La limpiadora encontró el artefacto, e inmediatamente dio aviso a la Policía de guardia de la zona, que, insólitamente, éste, al desconocer al objeto, lo arrojo al patio, donde explotó provocando conmoción en los trabajadores del lugar y transeúntes.
Por su parte, el segundo artefacto explosivo fue hallado en la vereda del Comercio Saba, ubicado en Eligio Ayala y México. En esta ocasión, el guardia de turno halló los artefactos y dio aviso a la Policía, los agentes acudieron al lugar junto con la Fuerza de Operaciones de la Policía Especializada (FOPE), quienes detonaron las bombas en un contenedor de arena lavada.
La tercera fue topada por un enfermero en el basurero del hospital de Lambaré. Este tenía la forma de una muñeca con variedades de cables. Sin embargo, otro estalló en el baño de damas en un surtidor ubicado en microcentro asunceno, esta vez, una clienta lo halló en el sanitario, y procedió a llamar a las autoridades para su verificación.
En estos días hubo falsas alarmas de bombas, entre ellas en el Palacio de Justicia, nuevamente; como también, en Copaco, Plaza Uruguaya y Recoleta. Por su parte, el presidente de la República, Fernando Lugo, manifestó que estas amenazas de bombas en el país forman parte de “una guerra sucia psicológica”, impulsada por opositores que desean que el proceso democrático no siga su curso normal en el Paraguay.
Según el Código Penal, en el capitulo de hechos punibles contra la seguridad de la convivencia de las personas, la pena es de 3 años o multa, en este caso la amenaza de bomba. Los protagonistas de estos hechos serían imputados con esta pena o multados. El gobierno trata de controlar estos hechos, y el pueblo sigue atemorizado.
Dentro de todo el caos que genera las denuncias de bombas en instituciones públicas y privadas, los oficialistas y opositores se culpan unos a otros del hecho. Sin embargo, el perjudicado es el pueblo, quedando, constantemente, en zozobra ante estos acontecimientos. Los trabajadores deben continuamente dejar sus puestos, ante el posible estallo de las bombas en sus lugares de trabajo.
Es hora de tomar medidas en esta clase de barbaridades y actitudes repudiables de personas, que buscan molestar a la sociedad, pero mirando la otra cara de la moneda, también buscan cubrir otros hechos, que envuelven al mandatario, Fernando Lugo, como su paternidad y la llegada del ex ministro del interior del periodo estronista, Augusto Montanaro.

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